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Los abogados son seres humanos partículares, al igual que los desarrolladores son bichos raros que compilan, escriben y se dedican a hacer funcionar código que tiene implicaciones directas sobre ese intangible común que comprendemos como sociedad.

La analogía ACTUAL con los desarrolladores de software es totalmente pertinente y directa, cada uno de ellos desde su esfera, se encarga de crear unos marcos de soporte para referenciar, lo que en el imaginario colectivo comprendemos y asumimos como realidad.

Uno lo hace desde las herramientas tecnológicas que hoy en día se han convertido en el sistema nervioso de organizaciones y sociedades, el otro, desde los constructos sociales (también intangibles como el software) que nos permiten funcionar más alla de nuestra existencia finita.

Los marcos legales son básicamente código fuente compilado por nuestra sociedad a través de la máquinarias institucionales que conocemos como estado, que es ejecutado por nuestro cerebro, día tras día, a veces sin pensarlo. Las tecnologías de la información son una capa neuronal para esa construcción social, nosotros somos unidades temporales de ejecución e inteligencia, inmersas en algo más grande, que a su vez tendría autonomía e inteligencia (propiedades emergentes en si mismas).

Nos ha llamado mucho la atención que en nuestro entorno o al menos en nuestro país, aun es extraño hablar de Propiedad Intelectual Abierta, aspecto en el que aparentemente, la última voz la tendría el departamento jurídico (o su equivalente). Creemos que es pertinente enlazar de manera formal el modelo bazar, que desde hace rato ha dado frutos en el mundo digital, donde los cerebros de referencia a primera vista provienen más del área de ingeniería o ciencias duras.

Los bichos raros de ingeniería tienen que hablarse y coordinarse más de cerca con los bichos raros de jurídica (parece obvio pero no se hace), estando siempre concientes de que lo que produce ese diálogo,  tiene implicaciones críticas para la sociedad, se esta jugando con fuego, no con scripts, ni con letra legal de archivo.

Hoy por hoy, este Modelo Bazar tiene un sustento legal ampliamente utilizado, aunque no muy bien comprendido en su esencia, por eso mismo debería trascender la esfera técnica nerd o geek hacia las realidades humanas y económicas cotidianas. Debe superar el hippismo, la pasión, la útopia, la ilusión, la inocencia, que de alguna manera se han proyectado desde de las comunidades de software y cultura libre a nivel local (posturas respetables desde luego).

En OpenSAI hemos estructurado la siguiente definición del concepto, creemos que es funcional, sabemos que hay equipos de trabajo que podrían mejorarla, sin embargo es una base para colocar el tema sobre la mesa (otra más).

¿Qué concebimos pues como Propiedad Intelectual Abierta?

Es un marco formal de gestión de propiedad intelectual basado en licencias que explícitamente otorgan el derecho a usar, estudiar, cambiar, mejorar y redistribuir contenidos, software, información, datos, diseños, que son de propiedad colectiva y/o administrados por una comunidad de usuarios, sin necesariamente exigir permiso previo para ello, ni tampoco necesariamente exigir que se conserve la licencia inicial del producto.

Las anteriores lineas parecen inocentes, pero tienen unas implicaciones sociales gigantescas, tanto a nivel humano como productivo, cada uno de los conceptos involucrados bien podrían dar para hablar durante varias sesiones, el tema está pues abierto.

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